Las nuevas tendencias tecnológicas han supuesto la expansión del uso de productos y servicios digitales. Estos presentan grandes ventajas para pymes y autónomos, como pueden ser, el ahorro de tiempo y recursos, la personalización o su compromiso con el medio ambiente.
En este monográfico aprenderás todo sobre los productos y servicios digitales y cómo implantar una metodología para diseñarlos. ¡No te lo pierdas!
Convivimos rodeados de productos y servicios digitales, desde WhatsApp a Google Maps, y todos ellos parten de una idea, de un diseño previo. El diseño es por tanto fundamental para crear productos de éxito, que quieran ser utilizados y resuelvan una necesidad.
Antes de definir el diseño, es necesario comprender qué son productos y servicios digitales. Productos digitales son aquellos que existen con formato digital, en contraposición a lo físico, son por ejemplo una aplicación, una página web o un libro electrónico. Así, mientras que una aplicación informática es un producto digital, si subimos un nivel, encontramos que ese producto digital hace parte de un servicio más amplio. Cuando se habla de un servicio, se tiene en cuenta al usuario, la marca, y la empresa en sí.
Las ventajas de los productos digitales son la comodidad que representan, por consumirse desde cualquier lugar, el ahorro de tiempo y dinero para el acceso a los mismos, la posible personalización y su faceta ecológica por el ahorro de material físico.
El diseño consiste esencialmente en resolver un problema, responder a una necesidad y encontrar un valor añadido. Además, si está orientado a un diseño sostenible social y medioambientalmente podrá aportar valorar a la sociedad en su conjunto y contar con una perspectiva de futuro, de largo plazo e innovación. Así, la filosofía del diseño ha ido evolucionando, desde el diseño centrado en el usuario y la persona, a un design for all, que tenga además en cuenta una perspectiva de inclusividad social y con visión de accesibilidad, a un planet centric design, que integre la visión medioambiental en la ecuación.
Dentro de las metodologías de diseño de productos digitales destaca la de Design Thinking, que desde la visión de poner en el centro a las personas se basa en 5 fases principalmente:
- Empatizar: comprender cuál es el público objetivo y cuáles son sus dificultades.
- Definición del problema: tener muy claro cuáles son los problemas que se quieren resolver.
- Idear: aplicar metodologías para buscar soluciones concretas desde distintas perspectivas.
- Prototipar: realizar modelos representativos de la solución, para medir si cumple con las necesidades y expectativas antes de su desarrollo digital.
- Probar: una vez creado el prototipo, se tiene que probar con el público objetivo para conocer cómo se interactúa con él y hacer las adaptaciones necesarias.
Esta metodología de diseño también permite integrar las filosofías de accesibilidad y sostenibilidad social y medioambiental en la ideación.
Finalmente, el diseño también está presente durante la creación del producto o servicio. Las fases de producción son su desarrollo informático, siendo habitual el uso de metodología ágil. Esto permite mostrar los avances antes del producto final y rectificar según las necesidades. Durante esta fase se requieren hacer pruebas, donde los encargados del diseño tienen un papel de validación clave. Después se pasa a la fase del lanzamiento y marketing del producto, y la última es la de su mantenimiento y soporte. Dentro del mantenimiento es fundamental también la perspectiva del diseño, en aras de la revisión y mejora continua, añadiendo nuevas funcionalidades y mejorando el producto o servicio.
En definitiva, el diseño acompaña toda la vida del producto. Empieza con él, lo acompaña durante su desarrollo y lanzamiento, y continua presente para su evolución y mejora.